Alicia Cabezudo, Ph.D.
Escuela de Ciencias de la Educación, Universidad Nacional de Rosario. Rosario, Argentina
Global Alliance for Ministries & Infrastructures for Peace – GAMIP- América Latina & Caribe
International Peace Bureau – IPB Berlín/ Barcelona
World Beyond War – WBW- USA
Universidad de Cartagena de Indias , Maestría en Conflicto Social y Construcción de Paz.
La educación tiene un rol transformador promoviendo pensamiento independiente, juicio crítico y metodología participativa en el proceso de aprendizaje así como una paulatina concientización acerca de los contextos ideológicos, culturales, sociales y económicos en que nos desarrollamos como personas, como sujetos políticos y como sujetos de derechos (Cabezudo, 2016; Haavelsrud, 2010; 32, Monteiro y Tavares, 2010, 3).
El rol transformador de la educación es el que corresponde a la Educación para la Paz donde el respeto a la dignidad de las personas y a su esencia como sujetos políticos se coloca en el centro de los contenidos, de las prácticas de aprendizaje, de la metodología de enseñanza y de las estrategias pedagógicas cuando se planifica su abordaje didáctico.
Pese a su incuestionable importancia, la Educación para la Paz – eje didáctico transversal de muchos diseños curriculares internacionales – fue concebido durante muchos años como una temática subsidiaria en el sistema educativo formal colombiano.
Entonces, la Educación para la Paz es hoy un término pluridimensional e incluye un conjunto de conceptos, ideas y actividades que se desarrollan desde las acciones de sensibilización y divulgación tendientes a la promoción de una Cultura de Paz hasta prácticas pedagógicas concretas en el ámbito de la educación formal, no formal e informal. Prácticas cuyos objetivos específicos se vinculan a valores esenciales de la convivencia humana tales como la solidaridad, la equidad, la cooperación, la participación, el respeto y defensa de los derechos.
Se trata de una noción más abarcadora y compleja, remitiéndonos también a los conceptos de equidad y justicia, dignidad y solidaridad, integración y desarrollo humano, participación y diálogo, respeto a los derechos de los pueblos y a la diversidad cultural, entre otros (Lederach, 2006). Se trata, sin duda, del campo pedagógico disciplinar que encara y desarrolla las demandas más urgentes de la sociedad.
La educación para la Paz en Colombia significa hoy un desafío pedagógico sin precedentes ya que nos desafía a iniciar en forma inmediata dos procesos urgentes y necesarios:
- Deconstruir la Cultura de Violencia imperante
- Construir procesos, vías o herramientas de Cultura de Paz
Actualmente las investigaciones comienzan a profundizar los estudios sobre PAZ TERRITORIAL (Jaramillo,2014,3) – y quizás deberíamos referirnos a “paces territoriales” (Martínez, 2001,24) – concepto que podría operar como marco referencial básico para la aplicación sistemática de las Recomendaciones de la Comisión de la Verdad en este sentido y el total cumplimiento de los Acuerdos de Paz de la Habana.[1]
Me atrevo a proponer aquí y comenzar a iniciar reflexiones sobre el concepto de pedagogía territorial, el que unido al de paz territorial intenta repensar y organizar la educación para una construcción de Cultura de Paz en Colombia, desde un cuerpo de conocimientos comunes – tales como:
- la constitución del país; los acuerdos y pactos nacionales, regionales e internacionales que avalan los deberes y libertades de la población en su conjunto y de todos los habitantes del estado.
- los documentos específicos existentes que justifican las demandas de la población tanto desde su realidad cultural y socio económica como de la diversidad humana y biológica de la región que habitan.
- los problemas y temas esenciales de la historia y la actualidad colombiana, considerados como núcleos de aprendizaje para su conocimiento, reflexión, y abordaje pedagógico.
- las habilidades, aptitudes y capacidades necesarias para promover la paz y la resolución de conflictos por vía pacífica – construidas colectivamente por todos los actores sociales en cada región colombiana.
- la sensibilización acerca de un cuerpo de valores compartidos que prioricen la justicia social, dignidad y equidad de todas y todos los colombianos.
Se propone, por lo tanto, una construcción social del currículo, con una perspectiva participativa democrática asociada a la TERRITORIALIDAD y a la DIVERSIDAD cultural, étnica y geográfica de Colombia.
Referencias
Cabezudo, Alicia (2013). Acerca de una educación para la paz, los derechos humanos y el desarme. Educação 36 (1), 44-49.
Cabezudo, Alicia. (2015). Educación de las comunidades en el espacio de la Ciudad Educadora. Revista TAREA 90, 28-33.
Jaramillo, Sergio(2014). La Paz Territorial. Conferencia en Universidad de Harvard, UK, 13 de marzo de 2014.
Lederach, Jean-Paul (2006). Educar para la Paz. Barcelona: Ed. Fontamara.
[1] Los Acuerdos de La Habana continúan profundizándose y desarrollándose en su aplicación. Esto posibilita la investigación de nuevas perspectivas que deberían considerarse en una planificación sistemática de pedagogía para la Paz, ampliando y/o modificando lo aquí suscripto.
“La educación para la Paz en Colombia significa hoy un desafío pedagógico sin precedentes ya que nos desafía a iniciar en forma inmediata dos procesos urgentes y necesarios”.